La Opinión "Aquí Mismo".- Débil, servil, falto de
decisión, pusilánime, son sólo algunos adjetivos que de Gabino Cué Monteagudo
pueden apreciarse en las redes sociales y en los comentarios de muchos
ciudadanos inconformes con el papel que el mandatario está haciendo al frente
del Gobierno de Oaxaca.
Y no es para menos, la percepción
de la gente es que no hay obras, servicios ni atención. La encuesta aplicada
por Mitofsky el pasado mes de noviembre, arroja que Cué tiene una aprobación
del 54% de sus gobernados, ocho puntos porcentuales menos que el promedio
nacional, que es de 62%.
¿Y eso le importará al
mandatario? Parece que no. Gabino Cué podrá ser un buen tipo, pero la
percepción es que es un gobernante sin decisiones; bajo la bandera demócrata,
deja hacer y deshacer a cuantos pillos tiene alrededor. Es más, tiene más
pantalones el dirigente de la Sección 22 de la CNTE, que el mismo Gabino.
En materia de obra pública, la
cosa está plagada de corrupción. Si antes había ratas en el Gobierno, ahora hay
tlacuaches (porque se pasan de ratotas); ¿Sabía usted que para ejecutar una
obra municipal antes hay que dar aviso a la Secretaría de las Infraestructuras
para que sea ésta la que decida qué empresa la ejecutará? Y en este tránsito,
la Secretaría en cuestión pide el diezmo a los constructores, más el diezmo que
le deben dar al presidente municipal, pues ya se encarece la obra.
En materia de seguridad, ¿percibe
usted una mejoría? Los 3 mil policías que hay en todo el estado no se dan
abasto para enfrentar a la delincuencia. Hay un gran contraste entre la poca
preparación, los bajos salarios y las jodas que se acomodan los nobles polis
oaxaqueños y los autos lujosos, celulares, secretarias (servicio particular),
viajes, viáticos, prestaciones de los altos mandos y altos funcionarios
policiales.
¿Y del impulso al agro? Que yo
sepa, de los más de 3 mil 500 invernaderos que existían en el anterior sexenio
(uno de los más corruptos) pues ahora sólo funcional como 41 (no, pos’ tábanos
mejor cuando’s tábanos pior).
Y así, salud, educación,
vivienda, infraestructura urbana, suburbana y rural, agua potable, en todos los
rubros, simplemente no se ve avance de ninguna índole; Gabino sólo está
“administrando” y no gobernando; parece que es un encargado de despacho o un
Gobernante interino, sólo a la espera de que llegue su relevo.
¿Estará amenazado el Gober?, ¿le
sabrán algo muy comprometedor y lo tienen acotado?, ¿a quién le rinde
verdaderamente cuentas el Gobernador? Hay tantos rumores, tantas historias que
van desde amores locos entre varones, hasta interpretaciones sobre el estado de
salud del mandatario; otras más pretenden explicar el pensamiento demócrata del
señor Cué y de ahí su nula intervención en decisiones políticas en los otros
poderes (legislativo y judicial).
Lo que sí es un hecho es que si
el Gobernador sigue permitiendo tanta impunidad, tanta corrupción, tanto
dispendio de recursos y la línea de mando ya no la tiene él, entonces alguien
más la tomará y por ahí hay tanto buitre que ya lo está haciendo. Es más, me
atrevo a decir que la “forma” de gobernar de Cué (si es que a eso se le llama
gobierno) está abriéndole cancha al PRI para su retorno a la gubernatura del
estado.
A principios del siglo XX, cuando
la Revolución Mexicana había terminado con una dictadura de más de 30 años,
nacieron las primeras expresiones democráticas y el personaje más visible que
enarboló esta bandera en la historia fue Francisco I. Madero, quien en su fugaz
mandato sufrió los embates de la crítica, la traición y la aún fuerte
influencia de los porfiristas incrustados en el nuevo régimen democrático,
porque no había de donde más echar mano.
Madero y su pequeño equipo de
fieles colaboradores (su propio hermano, Gustavo A. Madero y José María Pino
Suárez) se vieron envueltos en un escenario donde las complicidades, la
deslealtad y el exceso de confianza que el mismo movimiento democratizador
gestó llevaron al incipiente gobernante hacia su propio despeñadero.
Durante los dos años que Madero
estuvo en el poder (1911-1913), su régimen fue blanco no sólo de ataques al
interior de su propio gabinete, sino también en la prensa se desató una severa
crítica a la forma de gobernar del nuevo Presidente.
Gabino no es Madero. Por lo menos
al segundo lo marcaron las circunstancias, la coyuntura política, la inmadurez
del pueblo mexicano y la exacerbada ambición de los militares por tener el
control político y militar de México, lo que ahogó el primer intento de un
mejor país.
¿Pero a Gabino?, ¿qué lo marca?
Que ya ponga orden y deje de ser un Gobernador de adorno.
Oportunistas
Encima de que el gobierno de
Gabino Cué cede a todo (marchas, plantones, enfrentamientos, invasiones de
chiapanecos en territorio oaxaqueño, intromisión de “líderes” en asuntos
políticos, corrupción) ahora una familia de “abolengo” (el dinero lo compra
todo), la familia Ruiz Solana, presentó el pasado 7 de enero una denuncia en
contra del gobierno de Cué Monteagudo, por el concepto de incumplimiento de
contrato.
Los oportunistas miembros de esta
familia alegan en el proceso penal, que desde noviembre de 2010 el gobierno del
estado les adeuda 17 millones 302 mil 560 pesos. Esto por la renta de un predio
de 14 mil metros pagados, que ni siquiera ha utilizado el actual gobierno.
Los Ruiz Solana aseguran que el
propio Cué Monteagudo se comprometió a pagar una renta mensual de 400 mil pesos
más IVA por este predio, aledaño a Ciudad Administrativa, en la zona de
Tlalixtac de Cabrera, y que fue utilizado como estacionamiento durante el
sexenio de Ulises Ruiz. Si Cué cede o pierde el litigio, nos confirmará una vez
más su debilidad, ¿no lo cree usted así, querido lector?
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Correo electrónico: aquimismooax@gmail.com
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